domingo, 17 de julio de 2011

Fin de fiesta en Plateau de Bielle

Se acaban los pirineos con la victoria de:


¡Jelle Vanendert!






Segundo Samuel Sánchez y tercero Andy Schleck.






Final de etapas en los pirineos con sabor amargo. Nadie tiene valor a realizar un ataque. Se mueven tímidamente esperando más a que entre los de detrás les permitan coger unos metros a los atacantes, que arrancando con toda la fuerza que a uno le queda, estos ciclistas no saben morir matando, siempre guardan fuerzas para la próxima batalla, y a los espectadores nos dejan con las ganas de una batalla épica, porque yo quiero siempre victorias épicas, carreras épicas, etapas épicas todos los días. Aunque se que eso no es verdad, que no se puede luchar a muerte todos los días, que en cada Tour, hay media docena de historias bonitas, pero que etapas épicas salen a una por Tour, o menos, quizás menos, muchas menos, y solo el tiempo y los recuerdos conviertan etapas normales en luchas épicas, contra los rivales, contra los enemigos, contra los elementos. 


Quizá el tiempo dicte que en Plateau de Bielle se vivió una batalla épica, donde el líder Voeckler, nunca considerado favorito, salvó un día clave en su victoria final en el Tour. O donde Vanendert cumplió como en las cuatro anteriores ocasiones, y venció en Plateau de Bielle y después el Tour, dando la gran sorpresa de la prueba, (esta a más de 12 minutos del líder el joven belga).


Pero a día de hoy, hemos visto a ciclistas con miedo, miedo a gastar fuerzas que no tienen para que otros se aprovechen de ello. Basso realizó, un ataque, pero no tiene chispa para hacer hueco, Evans, (casi no me lo creo), también atacó una vez, aunque enseguida pidió un relevo, Franck Schleck también lo intentó, pero hoy no era ayer, ni antes de ayer, e iba más justo que ninguno de los corredores del resto del grupo cabecero. Samuel lo intentó dos veces, siempre mirando hacia detrás, esperando las reacciones del resto de ciclistas, y a la segunda le dejaron irse, por que yo nunca estaré en cabeza del pelotón del Tour en una etapa de montaña jugándome los cuartos, pero a Samuel le faltó chispa en sus arrancadas. Voeckler respondió como un león a todos los ataques, nos caerá mejor o peor, pero se está ganando al público francés a pulso, está pasando de flor de un día a líder sólido, el amarillo da alas. Contador está como mi teléfono movil la mitad de los días del año, apagado o fuera de cobertura, el asegura, que irá a más, que todavía no está bien, pero que quedan los alpes, tiene cuatro minutos perdidos, a los rivales asustados, y etapas suficientes para darle la vuelta a la situación, ¿tendrá fuerzas para hacerlo?, creo que no, pero es el que más opciones tiene de morir matando, de descabezar la carrera y darle un vuelco, por que sigue siendo el tricampeón, el favorito. 






¿Y Andy Schleck? ¿A que juega? ¿Es feliz sacando dos segundos por etapa al líder?



Las especulaciones son variadas, los sentimientos, decepcionantes. Al inicio de Tour se especulaba con una posible baja forma, que realmente no evidencia, y la prensa luxemburguesa sueña con un doblete de los dos hermanos, y digo yo, ¿No estarán apostando demasiado alto?, en el cuento de la lechera... Mejor me centro en la carrera. Andy fue el único en abrir hueco con alguno de sus ataques, pero se negó a llevar a Contador hasta la cima, así que se quedo en el grupo, esperaremos todos a los alpes.

La etapa.
La etapa se inició con un grupo de 20 corredores, incluidos dos Leopard (equipo de los hermanos Schleck), por delante, tras el primer puerto, 4 corredores más lograron enganchar hasta sumar 24, una escapada, con chicha y posibilidades de llegar a meta y con algunos nombres ilustres, Voigt, Chavanel, Casar, Riblon, Luis León... Su máxima diferencia, casi 8 minutos, nuestra imaginación soñó con un ataque de los hermanos Schleck en el Col de Agnes, a 70 kilómetros de la meta, ciclismo espectacular, pero no pasó nada.


La escapada, con sus más y sus menos, llegó a la base del último puerto con menos de tres minutos de ventaja, y el primero en atacar fue Sandy Casar, detrás de él iban Zandio y Riblon, más atrás Chavanel, y enseguida el grupo de favoritos, que cazaba a Casar a cinco de meta. 20 segundos después que Jelle Vanendert que a 7 de meta había saltado solo hacia la meta con la complicidad del grupo de favoritos.
Y Vanenvert fue el héroe ganando en la cima, después de haber sido segundo en Luz ardiden, demostrando que las nuevas generaciones están llamando a la puerta.


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